domingo, 20 de febrero de 2011

Epifanías - Relatos de un Ñoño


En algún momento de los tempranos años de mi infancia tuve una epifanía (la primera de muchas). Estaba de vacaciones en una ciudad costera, disfrutando de mis únicas semanas de TV por cable al año en un día nublado, cuando pasó algo espectacular. Haciendo zapping por la extraña señal de cable de aquella época, di inesperadamente con el canal brasileño Manchete.

En la primer milésima de segundo de ese vistazo me detuve por el solo hecho de haber dado con un material animado, pero en la segunda milésima (ya más inteligente y con mayor carácter asociativo) algo en mi mente reconoció un trazo emparentado con el borroso recuerdo de Robotech, o más antigüo aún, con el recuerdo de un capítulo grabado de Mazinger Z (todavía guardado como joya, ya que nacía de las bondadosas grabaciones que realizaba mi abuelo para que tuvieramos qué ver). Sin embargo, así como noté su familiaridad, también noté su extrañeza.

Bastaron unos segundos para que un personaje (con un pasional portugués) golpeara a su contrincante provocándole exagerados chorros de sangre. En ese instante en que mis cautivos ojos de huevo no podían pedir más, el personaje en cuestión, dañado y portardor de una armadura casi destruída, arremete con una valentía sin igual, dando pie a un combate aún más sangriento y cruel, repleto de golpes, ataques especiales y caras que daban contra el suelo haciendo estallar las rocas.

Momentos después en medio de ese éxtasis de animación el capítulo terminó, o tal vez la fugaz señal de Manchete se perdió, todo fue demasiado rápido. Pero fue suficiente para presentarme (tarde, como todo lo que venía de japón en aquella época) a los Cavaleiros do Zodíaco, o a los Cavalleros del Zodíaco -como tiempo después los conoceríamos gracias a Canal7 (*1) y MagicKids- o Saint Seiya, si nos ponemos en rigurosidad ñoña.

Lo que sigue es la historia ya conocida... Lo importante fue como esta breve experiencia operó en mi cabeza rompiendo con todo un paradigma de animación, contrariando y atreviéndose a ir más allá, mucho más allá que los Thundercats, los Silverhawks y los queridos dibujos de Disney presentados por Leonardo Greco. Fue para mí, algo así como la irrupción del punk cuando el rock progresivo reinaba, como el mingitorio de Duchamp o la poesía de Rimbaud.

Aquí les dejo un fragmento de la dramática pelea de Shiryu contra Argol de Perseo (medusa) -¡con audio portugués!-, no dejen de poner atención a la truchísima irrupción de los caballeros de acero (*2).




Adeus meus ñoños!


JD


(*1) ¿Cómo carajo hizo canal7 para conseguir los derechos?
(*2) Como muchos saben, no existen en el manga original de Masami Kurumada, son sólo una invención de Toei Animation para estirar la serie y vender más muñecos.

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