Tiempo atrás, las cosas eran más sencillas. No hacían falta 200 desarrolladores trabajando por tres años, ni campañas de maketing de 50 millones de dólares, ni personajes oscuros, realistas y agresivos.
No hacía falta una historia compleja, con giros inesperados, ni grandes escenas que acapararan la atención.
En un tiempo pasado, los videojuegos eran más simples, y a la vez mucho más complejos en su sencillez. Un ejemplo, es el príncipe de persia, de pasó a ser ese muchacho simpático de blanco a este flaco pelilargo y asesino que tenemos aquí al costado...
¿Qué habrá sido del príncipe original?...
Mhhhh... no sabía eso de Mario....
Salúdolos,
Q2
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